La era de las nuevas tecnologías ha llegado. La creación de nuevos materiales y el consecuente surgimiento de nuevas necesidades ligados a estos viene ya desde muy atrás. Cada día nos sorprendemos menos cuando vemos por televisión algo nuevo o alguien nos comenta lo que ha inventado. Antes no existía teléfono móvil y todos vivíamos tranquilos. Hoy es rara la persona que no tenga uno y que no lo lleve a todas partes. Incluso se nos inculca desde pequeñitos el uso del móvil. Niños/as de apenas doce años ya poseen el último modelo de Blackberry o quien menos el último modelo de Nokia. Y es que es así como sucede con todo lo que se encuentra nuestro entorno. La era del consumismo y de las nuevas necesidades ha llegado. Qué ha pasado si no con los videojuegos, los móviles, los ordenadores, internet... son usos actualizados que no los necesitábamos antes porque simplemente no existían. Ahora bien, muchos de estos servicios nos aportan grandes avances y ventajas en nuestra vida cotidiana. La clave está en la comodidad que nos proporcionan, y con esta otro aspecto relacionado: el ahorro de tiempo.
La pregunta es: ¿hasta qué punto son necesarias estas nuevas necesidades?
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